viernes, 8 de julio de 2022

La pecera

¿Te imaginas mirar siempre el mundo a través de una pecera? Tan redonda y transparente que, por instantes, te hace percibir un atisbo incierto de la realidad- de lo que existe fuera, tan intenso y cegador pero que se escapa a tu control. 
Hay días, que la pecera se expande, que nadas más allá de los límites, que el agua te impulsa, te desafía, te invita. Y aceptas esas ligeras olas como parte del juego y nadas al compás de la música que suena de fuera. 
Otros, te ahoga, y te das cuenta de que estás dentro, dentro de una puta pecera. Dentro de una armadura frágil de cristal, pequeño pececillo que soñabas con ser delfín. 
Y entonces miras, de nuevo, la realidad, la que te mantiene atrapado e inmóvil, y la inacción te hace nadar en círculos, cada vez más rápido, por si el mareo mata esa sensación de claustrofobia.
Algunos días sueñas con saltar. Saltar tan alto que se tambalee la pecera. Respirar oxígeno de nuevo y convertirte en otro ser, quizás uno que vuela alto, por encima de todas las demás criaturas, que adapta las alas al viento y los sueños al vuelo para llegar lejos, muy lejos de ese lugar.


jueves, 3 de marzo de 2022

Los días de lluvia

¿Y a ti, cómo te hace sentir la lluvia?

Las nubes vuelan alto y revolotean cubriendo al sol. El día de antes, los cielos se tiñen de toda la paleta de colores, se tornan rosas y anaranjados, y un haz de luz del atardecer penetra entre los edificios de ciudad, creando un espectáculo visual al alcance de todos los públicos. Soplan corrientes de aire que nos agitan y, de nuevo, vuelve el silencio de los elementos y el murmullo de ciudad.

El día de lluvia, está marcado por la luz atenuada, como si hubieran apagado las bombillas del cielo, y todo se vuelve gris. Por eso, me gusta alegrar los días de lluvia con paraguas de colores y botas de goma fucsia. 

Vemos llover bajo las ventanas de la buhardilla, a noventa grados bajo el cielo. Llueve directo sobre nuestras cabezas.  El agua ruge en su descenso, cae sin tregua, feroz, contra el tejado de nuestra casa, contra las ventanas que extienden nuestro concepto de verticalidad. Oímos la lluvia en silencio e inquietud. Nadie se atreve a moverse, sino que nos detenemos en escuchar las gotas estrellarse contra las tejas, contra el cristal. Y luego se convierte en murmullo. El agua fluye y pasa, de nuevo, otro día de lluvia.

lunes, 21 de febrero de 2022

El bloque de anuncios

Me pasa, a veces, que traigo al presente un bloque de anuncios de momentos de mi infancia. Son flashes de recuerdos, breves e intensos, intranscendentes, pero tan vívidos que me desconectan, por un instante, del programa que vivo a tiempo real. 

Vuelvo a los paseos eternos por el Bulevar de Miriam Blasco, en Alicante. Vuelvo a pedalear en bucle, kilómetro y medio arriba y abajo, con mi padre detrás, supervisando los ruedines invisibles que me mantenían estable, hasta que caía el sol.

Vuelvo a comer frente al Mediterráneo, en casa de mis abuelos en verano, con paella alicantina, tortilla de patata y ensaladilla rusa. 

Vuelvo a leer los cuentos blancos del Barco de Vapor, en el sofá de mi habitación, volver a leer música sobre las teclas del piano. 

Vuelvo a saltar a la comba en el sótano de casa de mis padres, en silencio, cuando mi cuerpo necesitaba descargar adrenalina.

Vuelvo a ver el mar en invierno, gris y en silencio. 



lunes, 17 de enero de 2022

Matar a la influencer

¿Se puede predecir el comportamiento de una influencer? ¿qué hace una influencer un domingo por la mañana? Y, lo más importante… ¿cómo podría matarla?

Vamos a empezar por el principio. ¿Conoces la red social Instagram? En el encuadre de una foto concreta, aparece geolocalizada la misma. Es una geolocalización satélite, por lo que, si se sube con la inmediatez a tiempo de capturar ese instante... Es muy fácil ubicar dónde está. ¿Distinguirla? Más fácil todavía. Llevan ese disfraz, ese look que busca ser... distinguido, inconfundible, marca personal. 

¿Vamos a un ejemplo práctico? Venga, te lo enseño: Es domingo a las 11h de la mañana. Madrid. En la foto es de día y luce el sol. Es otoño. ANA aparece sentada en una terraza. Lleva una gabardina color beige, unos botines púrpura y un bolso inconfundible de Louis Vuitton, en tonos marrones y beige. Su cara está seria, como concentrada, en un libro que sujeta entre sus dedos. En la imagen, no se alcanza a distinguir el título. Quizás, hasta sea intencionado. Clico aquí y la red social la ubica en el barrio multicultural de Lavapiés. La fachada de fondo, me da más pistas. Un graffiti y un color, identificable ¿Ves? Es así de fácil encontrarla.... 

Vamos a seguir. BELÉN tiene unas fotos muy pintorescas en unas cabinas telefónicas rojas, como tumbadas. Localizada en el sur de Londres, en Kingston. Lleva una chaqueta muy abrigada, con la marca etiquetada como Canada Goose, en color negro, y unas botas de la marca Roxy. No, me fijo tanto en los detalles, es que aparece marcado como publicidad aquí, ¿lo ves? Hasta el gorro de lana gris, calentito, ¡me aparece etiquetado!

Venga, uno último. ¿Qué ves en esta foto? ¿Una tostada de cereales con aguacate, un huevo con la yema bien amarilla reluciendo y delicadamente colocadas dos lonchas de salmón ahumado? Es una ubicación en París, Café Foufou, muy cerca del Centre Pompidou, en una pintoresca plaza. No se ven manos ni uñas meticulosamente rellenadas con gel. No se ve más que el dibujo de la leche sobre el café, una mesa de madera pintada con chalk paint de gris, y las tostadas. 

¿Has visto qué fácil es todo en este escaparate? El ser humano en estas redes es tremendamente previsible, comenta muy serio, perfilando una pérfida sonrisa. Tenemos esa terrible necesidad de compartir nuestra falsa e irrelevante existencia con los demás buscando su aprobación- tú lideras y yo soy un follower, inactivo consumidor de tu vacía existencia. Pero eso... eso se va a acabar. Porque vamos a liquidar esa absurda existencia. No, no vamos a matar a la persona, pero vamos a matar a la influencer. Vamos a hackear sus cuentas, vamos a destruir sus contenidos, vamos a terminar con esta parodia. ¿te vienes? Venga, que empieza el juego. Y se pone su cazadora vaquera Levis y agarra con fuerza el IPhone.  Vamos a acercarnos lo suficiente como para que sus redes puedan ser hackeables.