domingo, 29 de junio de 2014

El color en el cine: "El curioso caso de Benjamin Button"

E
l color nace fruto de la sensibilidad del ojo, de la reacción de la retina a la luz que determina los colores. También se debe a la acción pasajera de cuerpos incoloros, transparentes, traslúcidos y opacos sobre la luz y la imagen luminosa.
“El color es una emisión de energía dentro de frecuencias bien precisas” (Euler)
Todas las cosas visibles se distinguen y se hacen deseables a través del color (…)” Colbert (1671)
Es cierta la cita de Colbert. Todo lo que observamos a nuestro alrededor desprende color: la hierba, los edificios, las banderas, los cuadros, un jardín… incluso nuestra forma de vestir emite colores que evocan sensaciones. “Vemos colores cálidos y fríos, susurrantes y chillones, afilados y embotados, livianos y pesados, tristes y alegres, estáticos y dinámicos, indómitos y sumisos (…)” Kepes (1976). Más allá del componente biológico que determina nuestra percepción de los colores, existe también un componente psicológico que condiciona nuestra interpretación de los mismos.
A lo largo de la historia, podemos ver cómo se van incorporando los distintos colores que hoy conocemos: las tonalidades azules brotan en el corazón de la latinidad occidental, el color azafrán surge a raíz de los tintes rojos, ya que la calidad del producto busca colores más densos y más cálidos (azafrán, carmesí…). El amarillo y anaranjado surgen en la fabricación masiva de colorantes para la producción de explosivos…
 El color nace con el descubrimiento gradual de los colores a la anilina, cuya producción industrial se dio masivamente en el S. XIX, y que desde entonces marca el signo del color. El mayor esfuerzo de la química industrial fue el de producir tintes acordes con la escala de colores que el ojo y el gusto seleccionaban. Cuando la gente comenzó a ver y usar colores diferentes, comenzó también a pensar en forma diferente. La producción industrial del color corresponde especialmente a las áreas continentales de Europa (particularmente Alemania, ya que Inglaterra importaba tintes a las colonias).
El blanco higiénico del S.XVIII refleja la limpieza de una segunda piel. También está presente en la recuperación del neoclasicismo en la arquitectura: el blanco invade las ciudades el S. XVIII- S.XIX.
La guerra como protagonista de la historia también marca la definición de una serie de colores: los soldados buscaban hacerse invisibles entre el paisaje, un camaleonismo. El verde militar se utilizaba para cumplir este objetivo en las zonas de batalla, en los prados…
En la actualidad, el color participa en el proceso de identificación en distintos ámbitos: los colores de moda, de la patria, de la pintura o del arte. También existen colores asociados por convicción social: el blanco representa la paz, el negro el luto, el azul para los niños y el rosa para las niñas…

El color en el cine. Una secuencia de "El curioso caso de Benjamin Button":


He seleccionado una secuencia dentro de la película “El curioso caso de Benjamin Button” que abarca tonalidades amarillas, azafrán y anaranjadas contrastando con un esquema de color de tonalidades azules y colores fríos como el gris. Este contraste se denomina polaridad siendo el amarillo el color más polar y el azul el menos polar.
Estos dos colores principales se ubican dentro de lo que denominamos “colores primarios”. A partir de ellos se desarrollan el resto de distintos colores. Se trata de dos colores cuyos significados son opuestos: el amarillo es un color cálido, y por ello se utiliza en la escena en la que los protagonistas están en la cama. Tanto las sábanas como las telas que los rodean son de tonalidades azafrán, la luz en los rostros impacta directamente, la entrada de rayos de sol por una ventana al fondo de la imagen en la esquina izquierda… La calidez del color analizada dentro del contexto de la película se puede entender como la seguridad de la relación, como el momento que ambos personajes viven. También contrasta con la tormenta que está teniendo lugar fuera de la casa. El amarillo del interior crea una atmósfera de protección, de seguridad, de confianza, de cercanía.
Tras la calidez de esta escena se nos propone un contraste radical: nos ubicamos en el interior de un hospital, en tonos azules muy fríos. Kandinsky (1983) define el color en función de cuatro atributos: cálido- frío, claro- oscuro. La tendencia hacia el amarillo o el azul determina la propiedad térmica.
 La mezcla de azules y grises en esta escena se expone en oposición a la anterior: si antes todo era felicidad y amor, ahora solo queda tristeza y muerte, para ello se vale de la confrontación amarillo- azul.
Si nos fijamos detenidamente en la imagen, las cortinas de la habitación que en la escena anterior eran amarillas y transmitían calidez, ahora son azules y muestran desesperanza y dolor.  Encuadran a la anciana protagonista en la camilla y localizan el punto de vista en ella evocando así sentimientos de sufrimiento transmitidos por el color. El azul entendido como el color menos polar se asocia a las sombras, a la oscuridad, a la debilidad. La luz es tenue, débil, propiciando el denominado “efecto Purkinje”: ante una luz débil, se resaltan más los azules ya que en la sensación visual intervienen los bastones, más sensibles a las longitudes de onda cortas.

También recurre al contraste de los mismos colores posteriormente. La casa en la que habitan los protagonistas está pintada de amarillo azafrán y las luces y objetos también están acorde con esta tonalidad. Las escenas en el interior de la casa muestran una vez más la prosperidad de los personajes. A continuación choca el espectador de nuevo con azules en una piscina. Esta vez no son azules apagados, sino más bien celestes combinados con blanco y gris, pero el efecto que crea es el mismo: frialdad. El recorrido con la mirada de la protagonista por el agua en ligero movimiento, la penetración del intenso azul celeste en la retina del espectador nos anticipa las lágrimas. Cuando ella llora, se la enfoca en un contrapicado que deja ver un fondo de intenso azul celeste.

miércoles, 25 de junio de 2014

In this wild world

Because we are lost, thrown into the immensity of this world among old and new stuff, amongst all kinds of different people.
We are mere beings, populating this planet that is too tired of existing.
We are small and insignificant, temporary and replaceable.

But sometimes we find that halo of hope. A light that illuminates that squared meter in which we belong.
And we find small things that count big. Temporary things that become neverending.
We find reasons to believe that everyday (any day) can be extraordinary...

jueves, 19 de junio de 2014

Olmo 32

Las farolas aún no se apagaban, y la calle estaba en ese anochecer tardío característico de los primeros días de verano en junio. Hacía calor. Tenían las ventanas abiertas y se oía el murmullo constante del ajetreo de las gentes, el discreto clinclineo de las jarras de cerveza en las mesas de los bares, las conversaciones intrascendentes.
Ella se acercó a la ventana, arrastrado su pierna amoratada, para respirar el aire fresco de la noche. Los vió.

Una pareja que estaba en el portal de la calle del Olmo. Olmo, 32. La chica bailaba y se contoneaba hacia el portal y el chico la seguía, balanceando un casco de moto en el brazo, como queriendo seguirla sin querer. Ella se detuvo en el portal.

Había acabado de fregar y se acercó a ella.
- ¿Qué haces?
- Hay una pareja abajo...
Él también miró.
- ¿y qué haces?
Repitió.
- Jugar. Juego a inventarme su historia por sus gestos, por cómo se acercan el uno al otro, por cómo se miran, por su ropa.
La besó en la mejilla y acercó dos sillas, para sentarse a seguir observando.

La pareja seguía allí. Ella se acercaba sigilosa, a la comisura de los labios de él. Los bordeaba y le susurraba algo al oído. Él sonreía y la abrazaba por la cintura, buscando besarla. Ella evitaba su boca y la buscaba.

-Están jugando.
- ¿Es una ruptura? ¿Es una pareja que está volviendo a verse a ver si pueden recomponer las cosas?
- Es una de las primeras citas. Aún no se han besado.

Se acercan al portal. Ella coge su llave y abre. Las luces del pasillo de encienden. Él se acerca y la besa en el escalón entre la calle y el portal, ella en el escalón superior, él abajo. La luz del pasillo se apaga.

- ¡Que entran que entran!
- ¡Maldita luz! ¡A ver si baja algún vecino a sacar la basura o algo! ¡Que nos lo vamos a perder!

La luz se enciende de nuevo. Él sale del portal y ella entra, sola, como para subir a casa.

-¡¿Qué nos hemos perdido?! ¿Por qué se va?
- Tengo ganas de gritarle y decirle que le diga que la quiere. Que siempre la ha querido.
- ¡Pero si es una primera cita! ¿Cómo le va a decir que la quiere! ¡Se va a asustar!
- Son una pareja que ha roto. Tiene que decirle que la quiere. ¡Si no no se van a arreglar nunca! Seguro que cuando estaban juntos no se lo decía...

El chico espera fuera, en la calle. Se mueve despacio, hacia abajo de la calle, y luego hacia arriba. Se sienta en una moto mirando el teléfono. Se enciende la luz del pasillo otra vez. Una señora mayor saca su bolsa de basura violeta. La sigue la chica. Sale, él la abraza, se besan y vuelve a entrar, sola en casa. Él se pone el casco de la moto. Pasa una pierna y se sienta en la moto. Se abrocha el casco.
Se enciende una luz en el 3ºB.

- Estas cosas nunca acaban como deberían. Ya se va. ¡Qué pena!
-¿Crees que volverá?
-Quizás...


La coronación de Felipe VI...

Versión ficción americana de la coronación Felipe VI:
ESCENA 7. Dentro del Congreso de los Diputados. El Pleno del Congreso está lleno de políticos de las distintas ideologías. Nadie ha querido perderse este momento estelar en el que el príncipe Felipe se va a convertir en Rey de España tras la proclamación de su discurso. Alegría y júbilo. La futura reina sentada justo detrás del nuevo rey. Cruza sus delgadas piernas y acerca la mano a tocar cariñosamente el pelo de la mayor de sus hijas, sentadas, por altura, a la izquierda de la Reina. Leonor mira curiosa al "público" (los diputados), Sofía se muerde el dedo pulgar. 
El rey está de pie en un púlpito. Lee su discurso, en un atril, dirigiéndose a la sala. Para un momento. Silencio. 
FELIPE- Doy gracias a todas las instituciones que han decidido ponerme hoy aquí. (Coge el papel con el discurso del atril y lo hace una bola. La lanza hacia el Congreso). Pero creo que hoy España necesita que las cosas se hagan de otra manera. (Se oyen murmullos de sorpresa en la sala. Letizia se levanta se su silla y se acerca al púlpito y entrelaza su mano con la de Felipe). Hoy creo en una España libre y democrática, y por ello, aquí, en nuestra institución más representativa, proclamo un referéndum.
(La sala se agita con un grito de asombro)
Sí, señores parlamentarios. Han oído bien. Un referéndum. En el que los ciudadanos puedan decidir si quiere que se yo u otro el que siga velando por el pueblo español como jefe de Estado. 


(En una sala contigua, los asesores de comunicación de la Casa Real se miran, atónitos. Uno mira al otro y asiente. Sonríe).

Por ello hoy, hoy invito al pueblo español a que decida si quiere que sea yo, u otro, el máximo representante del Estado Español.

El Congreso se remueve en sus asientos. Los Diputados parecen no dar crédito a lo que acaban de oír.  Aparecen activistas de torso descubierto y portando banderas monárquicas (España con la cara de Felipe de Borbón) en las últimas filas de la sala. La Infanta Sofía se urga la nariz y se saca un moco. La ex- Reina Sofía se saca un selfie con Rajoy. Aznar abraza a Zapatero. Murmullos.