sábado, 26 de octubre de 2013

Era verano...

Se colaban una serie de sonidos inconexos por la ventana entreabierta: motos que arrancaban, niños que gritaban por la ventana, silencio, murmullos de una pareja... Hacía calor, y ya ni siquiera se cubrían con la ligera sábana de algodón.
No importaba. Ni el ruido de la calle, ni la larga jornada de trabajo, ni el calor asfixiante de Madrid. No importaba el cansancio, las horas de letargo, el sudor que había fundido ya sus pieles. 
Olía bien, quizás la vela de olores deliciosos, o el gel de coco que habían agotado, horas antes, en su refugio contra el calor bajo la ducha. 
Y así pasaban las horas entre risas e historias, mientras el mundo caía.... Egipto, Canadá, Rusia, América Latina...  

H2O

Había caído la noche. La semana apenas terminaba entre cortinas de lluvia.
Llovía.
Esta vez de noche, entre las luces de ciudad, entre las luces de los coches.
Llovía y las gotas se volvían luces entre la oscuridad de una temprana noche.
Quedaban pocos por la calle. Algunos refugiados bajo paraguas, otros avanzaban buscando techos bajo edificios.
Es una postal absurda, como de película antigua, la oscuridad de la noche, la ligereza de las gotas de lluvia que se derraman contra las calles de ciudad, las luces de los coches que se abren paso entre ellas.
Agua.
Es que sólo es agua.
Que forma pequeños riachuelos y grandes alborotos.
Que riega e inunda.
Agua...

domingo, 13 de octubre de 2013

Ventanas

Mi abuela siempre mira a través de esa ventana.
Cuando se acerca el día del Pilar, la casa se llena de familiares que, como cada año, acudimos a visitar a mi tía Pilar por su santo.
Ella se pone muy contenta con la algarabía, con la gente "de fuera" que siempre trae noticias y novedades.
Sin embargo, cuando nos vamos, se acerca con su sillón de orejas a la ventana de nuevo.

Desde esa ventana mira la plaza. Esa plaza que ha contemplado desde hace 60 años, cuando decidió emprender una vida común con "Antoñito".
Esa ventana siempre está abierta. A veces hace calor, otras, la lluvia se cuela y alcanza a mojar el suelo de parquet, y otras, como hoy, el cielo está gris.
El cielo está gris porque se avecina la llegada del invierno, el frío del otoño tardío que llega con el paso de cada año.

Y ella se sienta allí, mientras mi abuelo duerme. En esa ventana, a ver cómo pasa la gente, las nubes, el tiempo...

viernes, 11 de octubre de 2013

Que ya es otoño

Hoy ha caído la primera hoja del cielo. Como un espejismo.
Ha caído de un cielo azul celeste intenso
De entre dos edificios de la Gran Vía
Mientras sus dedos enredaban con mis dedos.

Ha caído despacio, seca y ligera
en el lapso que dura uno de nuestros besos.
Uno de los de película, que son esos largos e incansables,
que no uno de los de cine,
de los que hay que darse en silencio mientras la acción ocurre en la pantalla.

Ha caído del cielo de ciudad
del infinito
fundiendo la naturaleza con lo urbano
el otoño que no acaba de arrasar con el verano.