lunes, 2 de agosto de 2021

Donde el sol no quema la arena

Los fines de semana de verano, Alicante se cubre de una plaga de turistas que, como nosotros ahora, vienen asfixiados del calor de Madrid en busca del refugio mediterráneo. La zona de la playa de San Juan es la preferida, donde cruza el tranvía con el mar y las sombrillas tiñen de color la arena blanca desde que salen los primeros rayos de sol. 

Sin embargo, yendo al final de la Playa de Muchavista, la carretera se estrecha y se dispersa, entrando en pequeñas callejuelas paralelas que alojan pequeñas casas de pueblo siempre cubiertas de sombra y palmeras, y es más fácil aparcar a escasos pasos del mar. 

Para llegar, hay que bajar una enorme cuesta, con una pendiente que supera los 60º, y en la que, en el horizonte, se atisba el mar. Cuando vamos suele ser temprano, y los colores se confunden entre grisáceo y azul cielo. Dos senderos de madera de pino llevan al mar, guían hacia donde el sol no quema la arena. 

Adriana y Noa bajan la cuesta gritando, con chanclas de color rosa chicle y púrpura, y gritan "el mar", haciéndonos despertar a los adultos de la ensoñación del verano en la urbe y respirando. 

Hay un cruce, el de las vías del tren, el que recorre toda la costa y al que, de más pequeñas, despedían y saludaban con un cariñoso "ariós, tam". Pero ya no agitamos las manos, que somos mayores. Con mucha cautela, miramos el señor del semáforo, que aquí siempre es boy y no girl, como los semáforos que marcan nuestro paso en casa, y no pasamos hasta que el señor no mueve las piernas en verde. 

Y de pronto, se abre un ventanal que trae una ráfaga de viento, y las olas suben suave, y ellas corren, una con su melena rubia lisa, la otra castaña, con el pelo ondulado, hacia el mar: a saltar las olas, el sol contra la cara y a pisar sin piedad los flanes ajenos, castillos de alguien que, con sumo cuidado, fue construyendo en fortaleza. 

 Este verano ha llegado con olor a sal y nuevos comienzos. Porque por tanto que se parecen a nosotros, ellas ya escriben su propia historia sobre la arena. 

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